A todos los
Sres. Curas Párrocos
Directores de Colegios
Encargados de la Catequesis
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Queridos hermanos:
Gracia, consuelo y fortaleza del Espíritu Santo.
Antes que nada un caluroso saludo a todos los que entregan sus fuerzas a la catequesis de iniciación de niños: los sacerdotes y diáconos, los responsables y coordinadores, los catequistas, tanto en las parroquias como en los colegios. A todos les conceda el Señor abundancia de dones del Espíritu Santo.
En el pasado Jubileo de los Catequistas hemos tenido una riquísima experiencia de comunión en la fe y en el gozo de anunciar el Evangelio. Allí vivimos en común la comunión en tantos años de catequización en nuestra Diócesis.
En ello seguimos trabajando, y trabajando juntos. Para facilitar esa unidad pastoral tanto afectiva como efectiva, esta breve carta quiere recordar algunos principios y normas que deben ser observadas en toda la Diócesis de Canelones . Siempre hemos de tener presente que la catequesis es una acción de toda la Iglesia, que debe ser llevada adelante según las normas del Obispo diocesano, siguiendo las prescripciones de la Sede Apostólica (CIC.775).
De acuerdo con el camino comenzado en el año 2010, que muchos fueron experimentando el año pasado, recordamos los polos que hemos señalado: 1) Todo desde, hacia y en la Divina Liturgia. 2) Una catequesis kerigmática. 3) Una catequesis edificada sobre la escucha de la Palabra de Dios recibida en y de la Iglesia. 4) Lo que lleva a recibir la formulación de la fe por parte de la Iglesia . 5) Se toma el RICA (Ritual de la Iniciación cristiana de adultos) como iluminador de una catequesis de verdadera iniciación en el misterio de Cristo y de la Iglesia.
Como se anunció oportunamente, (Decreto, con fecha 1 de diciembre de 2010), a partir de este año 2012 deben cumplirse plenamente las normas, que se detallan a continuación[3].
[1] Todo el material está en la www.diocesisdecanelones.com en la sección del Oficio Catequístico.
[2] Ver: Algunas ideas para enfocar la catequesis.
[3] Puede verse más detallado en “Pautas Complementarias para la Catequesis de Iniciación de niños” (en Word y en Power Point).
1) La catequesis de iniciación de niños debe comenzar al menos a los 8 años. Por lo mismo no debe atrasarse su inicio.
Dos precisiones en cuanto a la edad:
a) Si alguna comunidad cree oportuno empezar el proceso de 3 años, siguiendo el Compendio, con niños de 7 años, puede hacerlo a manera de ‘experiencia piloto’. Se solicita que esté en comunicación con el Oficio Catequístico desde el principio para acompañar estas experiencias.
b) Con grupos de niños mayores de 11 años se puede hacer la experiencia de una iniciación más breve, siempre acompañada por el Oficio Catequístico. Este itinerario debe tener un año completo, más la Cuaresma siguiente, con su Semana Santa, antes de la primera comunión; se procurará continuar el 2º años después de iniciados en la mesa eucarística.
Estas opciones no son para generar una competencia entre comunidades, ni generar divisiones. Por eso, encarecidamente se ruega que se consulte al Oficio Catequístico, para ver las pautas y acompañar los procesos de forma que ayuden a todos.
2) La catequesis de iniciación de niños dura 3 años.
3) El tiempo señalado para la Primera Comunión es el Tiempo Pascual del tercer año. De todas formas la catequesis continuará después de la Primera Comunión todo el tercer año. Así los niños tomarán la Primera Comunión a los 10 años. Sin causa específica no se debe atrasar la edad para comenzar a comulgar.
4) De acuerdo con el correspondiente decreto episcopal el Compendio o Catecismo Jesucristo, camino, verdad y vida, es de uso obligatorio en toda la diócesis a partir de este año 2012. Debe ser entregado a los niños en el comienzo de la catequesis .
5) El plan general de la catequesis acompaña el desarrollo del Compendio. Para facilitar la catequesis – que no debe limitarse a la repetición del Compendio – se han proporcionado los subsidios para el primer y segundo año.
6) Los niños que no han recibido el bautismo antes del uso de razón, deben ser iniciados de acuerdo con las disposiciones del RICA, en su parte ‘Ritual de la iniciación cristiana de los niños en edad catequística’.
7) Los párrocos son responsables de vigilar para que los niños estén debidamente dispuestos para recibir la Eucaristía, de acuerdo con estas normas (cf. c.914).
Exhorto a todos a que, con la ayuda de la gracia del Espíritu Santo, con verdadera unidad nos sigamos entregando a la tarea catequística, de modo que cada vez más la Iglesia Católica sea luz viva en Canelones.
Orando para que la Cuaresma y la Santa Pascua produzcan en todos frutos abundantes, los bendigo de corazón.
Canelones, 2 de marzo de 2012
[4]DCG 66. “La catequesis es, así, elemento fundamental de la iniciación cristiana y está estrechamente vinculada a los sacramentos de la iniciación, especialmente al Bautismo,«sacramento de la fe». El eslabón que une la catequesis con el Bautismo es la profesión de fe, que es, a un tiempo, elemento interior de este sacramento y meta de la catequesis. La finalidad de la acción catequética consiste precisamente en esto: propiciar una viva, explícita y operante profesión de fe.
Para lograrlo, la Iglesia transmite a los catecúmenos y a los catequizandos la experiencia viva que ella misma tiene del Evangelio, su fe, para que aquéllos la hagan suya al profesarla. Por eso, «la auténtica catequesis es siempre una iniciación ordenada y sistemática a la revelación que Dios mismo ha hecho al hombre en Jesucristo, revelación conservada en la memoria profunda de la Iglesia y en las Sagradas Escrituras y comunicada constantemente, mediante una 'traditio' viva y activa, de generación en generación»
APÉNDICE
Algunas concreciones a tener en cuenta, para el desarrollo kerigmático e iniciático de la catequesis.
1 – Luego de los encuentros de integración (son suficientes un par de reuniones), al comienzo de la presentación del Kerigma se ha de entregar el compendio Jesucristo, camino, verdad y vida a cada niño.
2 - En el primer año se comienza con el anuncio kerigmático de Cristo, vivo, glorioso y se presentan las personas divinas, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y la Iglesia. Este primer anuncio debe concluirse más o menos en dos meses (si se comenzó en fecha la catequesis, debe hacerse en el mes de mayo).
2 – Al concluir este período (antes de ir viendo la creación y la Historia de la Salvación a la luz de la Trinidad), se pide una gran celebración – con padres presentes – en que los niños aceptan muestran su aceptación de la catequesis.
3 - Los niños no bautizados – catecúmenos en sentido estricto - deben acompañar su iniciación cristiana junto con los otros niños. En la celebración anteriormente descrita, los catecúmenos han de ser aceptados en la catequesis por al signación (ver el RICA). Téngase en cuenta que esta signación, con la que comienza propiamente la catequesis de los catecúmenos forma parte de la celebración del bautismo en etapas, por lo que no puede nunca ser omitida.
4 – Los catecúmenos que comenzaron el camino de la catequesis diocesana el año pasado – que están en 2º - no reciben el agua bautismal cuando se ve este sacramento, sino que han de recibir los tres sacramentos de la iniciación cristiana en la Vigilia Pascual del tercer año. Sí, han de recibir los gestos y bendiciones del catecumenado (p.e. cuando los catequizandos ya bautizados se celebren el Sacramento de la Reconciliación, los catecúmenos no bautizados, deben estar presentes y se harán con ellos las oraciones y bendiciones apropiadas).
Aclaraciones transitorias:
a) si hubo grupos de niños que comenzaron en 2011 con el nuevo plan y omitieron la celebración de aceptación de la catequesis, es oportuno hacerla al comienzo de este año.
b) si hubo niños no bautizados, que comenzaron con el nuevo plan en 2011, y que no recibieron la signación el año pasado, es estrictamente necesaria hacerla en los comienzos de este año, para se vuelvan catecúmenos en el sentido estricto – incluso canónico – y porque la signación forma parte de la administración del bautismo en etapas.
Alberto Sanguinetti Montero
Obispo de Canelones
Mis queridos hermanos de la Iglesia de Canelones:
Gracia, perdón y vida en el Espíritu Santo nos regale el Señor en esta Santa Cuaresma.
Para ello los invito a estar unidos en este camino de renovación de la vida cristiana. Oremos los unos por los otros, propongámonos participar más de las celebraciones y oraciones comunitarias.
Tengamos en cuenta a nuestros catecúmenos que serán integrados a Cristo y a la Iglesia en la Santa Pascua y a los niños que luego se acercarán a la primera comunión.
Un breve pensamiento dirigido a nuestro querido Papa Benedicto. Agradezcamos al Señor el don de este fiel siervo suyo, que nos dirigió con su oración, su palabra, su testimonio, y su acertado gobierno, y que nos da un nuevo ejemplo de libertad cristiana movida sólo por el amor y el servicio a Cristo y a su Iglesia. Respondamos a su llamado en este Año de la Fe, profundizando el conocimiento de nuestra santa fe católica. También los exhorto a seguir mejor las enseñanzas que nos dejó para renovar la Sagrada Liturgia según el Concilio. Oremos por él.
Como miembros de un solo cuerpo recemos junto con toda la Iglesia, pidiendo la luz del Espíritu Santo para los Padres Cardenales que habrán de elegir al nuevo obispo de Roma, que como Papa presidirá a la Iglesia Universal en el nombre del Señor.
Los bendigo en el Señor
+ Alberto Sanguinetti Montero
Obispo de Canelones
A los cristianos y a todos los habitantes de Canelones les anuncio, con las palabras de la Sagrada Escritura: El pueblo que habitaba en tinieblas vio brillar una gran luz (Mt.4,16).
En esta Navidad les deseo a todos un encuentro con Jesús, en el que nos dejemos iluminar por su luz, la luz de la verdad.
Jesús es la Palabra Eterna de Dios, la luz verdadera, que viniendo a este mundo, ilumina a todo hombre (Jn.1,9). Él nos abre la verdad de Dios y la verdad sobre el hombre. Los seres humanos y el mundo entero tenemos necesidad de la luz de la verdad y del humilde esfuerzo de buscarla y reconocerla, aunque sea de a poco. El mayor cáncer para el hombre, la peor desesperanza es el relativismo que quita valor y sentido objetivo a toda la existencia. La realidad del Niño Jesús en Belén es apoyo y fuente para animarnos al camino de la verdad.
En medio de las tinieblas con que el pecado cubre a la humanidad, también en este tiempo brilla la luz de Cristo. Su nacimiento es fuente de esperanza: esperanza del perdón de los pecados, de la superación de la muerte, que en todo nos acecha. Es luz que nos anima a sobrellevar el dolor, a creer que esta vida – aún con sus contradicciones – tiene un sentido pleno y es comienzo de la eternidad.
Las tinieblas del relativismo desvalorizan el ser humano, hasta la violencia de reducir la muerte del no-nacido a una simple ‘prestación de servicios’. La luz del nacimiento de este Niño acostado en un pesebre nos habla del valor único, absoluto, de todo ser humano, digno del amor de Dios y de los hombres, llamado a la vida eterna.
Frente a la pérdida del sentido del matrimonio y de la familia, hasta el punto de querer tratarlos como un contrato absolutamente manipulable por la voluntad de los hombres, el niño Jesús, cuidado por María y José, nos recuerda el carácter único y sagrado de la familia, fundada sobre el matrimonio, que, además, para los bautizados, es un sacramento de Cristo.
La luz de Navidad es fuente del mejor humanismo, que incluye la verdad, la fidelidad y el amor que se entrega. Invita a todos a una vida personal, familiar y social, que no se deja llevar por la sinrazón de las modas, de lo que se impone como socialmente correcto, de las tinieblas que oscurecen la mente y el corazón.
La luz de Jesucristo es una invitación al coraje de elegir la verdad, y buscar vivir según ella, incluso en los espacios públicos de la política, la comunicación y el razonamiento.
Como nos recuerda el Papa Benedicto, “forma parte del ser cristiano el salir del ámbito de lo que todos piensan y quieren, de los criterios dominantes, para entrar en la luz de la verdad sobre nuestro ser y, con esta luz, alcanzar el camino justo” (cf. La infancia de Jesús).
En este Año de la Fe, a los católicos los exhorto a esforzarse por conocer y vivir toda la verdad de Jesús, como nos la enseña la Santa Madre Iglesia, según la recibió de los apóstoles.
En especial los invito a reconocer la relación que hay entre el Dios que toma carne de María y la Santa Misa, la máxima realidad de Cristo en este mundo. En ella se da lo que cantamos con fe: “es el Dios que da la vida y nació en un portal, de la Virgen concebida sin pecado original”.
Que cada uno sea bañado por la luz que brota del Niño en el pesebre y, conmovido por él, sonría a la esperanza de una vida más verdadera, justa, honrada y religiosa.
X Alberto, Obispo de Canelones
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